miércoles, 5 de septiembre de 2012

Capítulo 16: Presentimientos.

Después de lavarme los dientes y tumbarme en la cama, me quedé dormida en un sueño profundo y tranquilo.


Al día siguiente Izan me llamó desde la puerta y me avisó de que iba a preparar el desayuno. Mientras tanto, disfruté del amanecer desde la ventana que el inmenso horizonte me permitía contemplar. La sensación de vida era distinta, más sencilla, como si todo lo que había pasado simplemente fuese un sueño, aunque más bien parecía una larga pesadilla.

Sentí que algo de la habitación estaba fuera de lugar, como si no estuviera en su sitio. Examiné cada detalle del cuarto, la mesa, la puerta, las paredes, el armario... pero todo estaba tal y como dejé anoche. Lentamente me deslicé hacia la mochila y descubrí que el libro de Nadya ya no estaba en el fondo. Que yo recuerde lo coloqué debajo de la ropa... ¿Acaso Izan se había atrevido a entrar en mi habitación y rebuscar entre mis cosas? Esa posibilidad me parecía tan remota que la deseché de mis pensamientos. El libro seguía intacto, sin ninguna señal que levantara alguna sospecha, o al menos eso parecía.


Tal vez estaba volviéndome paranoica con tanta desconfianza, secretos y sospechas. Sin embargo, ahora que tenía el libro entre mis manos, era inevitable y necesario volver a leer los acontecimientos de las circunstancias en las que se encontraba Nadya...



[...]

Cansada del dolor repentino que había sufrido, dejé que mis párpados se cerraran profundamente, con una sonrisa dibujada en mi cara...



Lentamente me desperecé de aquel sueño extraño aunque conciliador. Me encontraba en la misma habitación de colores azules y verdes. ¿Qué es lo que había pasado?

Me sentía peor que la última vez que desperté. Si estaba aquí era por algo y tenía que descubrirlo cuanto antes. Dalan no me había dicho nada y eso resultaba demasiado confuso. Para empezar, no me acordaba de nada y la reacción de Dalan no me cuadraba... ¿Es que esta situación tiene algún sentido? Mi cabeza no paraba de dar vueltas. Recuerdo a Dalan en la oscuridad y después en la luz, cuando me besó. No puedo entender esa atracción que siento por él, apenas le conozco.. ¿o en realidad sí?  

Un estremecimiento acobardó mis recuerdos cuando el repentino dolor se hizo presente en mi espalda. Cada movimiento que hacía, por leve que fuera, repercutía en cada vértebra de mi columna. Me sentía inmóvil como si tuviera la total libertad de este lugar, pero a la vez no podía disfrutar de ello dada la incapacidad de movilidad de mi cuerpo. Además poco a poco podía presenciar que algo estaba mal, que algo iba a pasar y eso me disgustaba. Ya no sabía cuál era mi peor temor, el hecho de no recordar las cosas o simplemente saberlas. Me estremecí al pensar que mi debilidad residía en ello. 

Un sonido me sacó de mis pensamientos. La puerta se estaba abriendo. Eso solo significaba una cosa: Tenía visita. Seguramente sería Dalan... ¿quién más sino?


En décimas de segundo pensé que tal vez había sufrido un accidente y como consecuencia había perdido mis recuerdos. Y por eso ahora estaba ingresada en algún hospital, quién sabe donde...


-Buenos días Nadya...-dijo mientras cerraba la puerta- Te traigo el desayuno. ¿Qué tal te encuentras? 


-Gracias...-Susurré sorprendida por su sincera amabilidad.

-Hoy hace un día perfecto. El sol alumbra cada rincón del jardín.-Dijo casi para sí mismo.-¿Qué te parece si cuando termines bajamos a dar un paseo?- Inquirió mirándome por primera vez a los ojos desde que entró por la puerta. 


-No creo que pueda, me duele la espalda y apenas me puedo mover.-Dije con la voz un poco ronca por el sueño.


-Tranquila el desayuno te ayudará a recuperar fuerzas. Además tienes que tomarte esas pastillas de ahí, -Dijo señalándome el vaso de la bandeja donde se encontraban las pastillas- son para calmar el dolor.



Dudé durante un minuto en hacerle caso o no... esto era demasiado para mi. Pero rápidamente el hambre y el olor de la buena comida hizo que me lanzara a comer...
Mientras tanto, Dalan continuaba mirando por la ventana de donde procedía la luz y dejaba ver ese destello de su pelo rubio. 


Una vez que terminé, me encontraba mejor y me maldije por haber dudado de él cuando tenía razón. El dolor se había calmado y podía moverme con total tranquilidad. Le pedí que se marchara fuera y que me esperara para poder cambiarme de ropa (ya que tenía puesta una incómoda bata blanca) y bajar juntos al jardín que se refería. 


Cuando me incorporé sobre la cama pensé que me caería al suelo de cabeza, sin embargo ocurrió todo lo contrario. Es cierto que ya no sentía ningún síntoma de dolor y me preocupaba que tampoco pudiera percibir los músculos de las piernas para mantenerme en pié y caminar. Pero pude llegar perfectamente al armario después de rebuscar por todos los cajones y no encontrar nada. Cuando lo abrí por fin encontré mi objetivo. No había tanta ropa por los espacios sobrantes del armario, pero sí la suficiente para deshacerme de esta horrenda bata. 

Al fin decidí ponerme una singular prenda, parecida a la bata, pero con más colores vivos y con ello puesto hacía de mi cuerpo pura alegría. Precisamente por eso me llamó la atención el naranja, el azul, el amarillo y el morado del vestido... todos los colores juntos terminaron por cautivarme. Por último encontré unas sandalias sencillas y cómodas que se ajustaban a mis pequeños pies.


-Nadya, ¿ya has terminado?- Preguntó Dalan al otro lado de la puerta. 


Inmediatamente respondí abriendo la puerta. Su rostro cambió de la impaciencia a la ternura y asombro, mostrando la absoluta sorpresa. 


-Ya estoy lista. ¿Bajamos? - Dije sonrojada por su forma de mirarme.


-¡Estás impresionante! Y será mejor que bajemos o se hará demasiado tarde.


Y sin darme tiempo a contestar me cogió de la mano y me llevó por aquellos pasillos tan oscuros y tenebrosos hasta que casi tropezamos con las escaleras. Apenas había luz y ni siquiera me acordaba de cómo volver a mi habitación. Aquel sitio parecía un auténtico laberinto. 

Cuando terminamos de bajar las escaleras, agradecí a Dalan que me hubiera agarrado fuerte de la mano, porque sino me hubiera caído de cabeza por culpa de las empinadas escaleras. Sin embargo él no dijo nada, estaba muy callado y de repente me soltó la mano. Sentí cómo el miedo se apoderaba de mí y cómo mi respiración se agitaba. Dalan lo notó y al instante escuché un fuerte ruido. Poco a poco la luz entraba y vi cómo movía la enorme y pesada puerta marrón. Me atreví a caminar y salir de la oscuridad. Cerré los ojos y respiré profundamente para ver lo que me esperaba al otro lado de la puerta. Al abrirlos no pude dejar de sonreír y de sentirme libre. Todo a mi alrededor era verde, fresco y puro. 


-¿Te gusta?- Preguntó detrás de mi. 

-Más que eso. Es puro. Incluso este sitio tiene su propia armonía, es extraño, pero confortador al mismo tiempo. No sé qué decir en este momento... - Estaba anonadada. 


Nos cogimos de la mano y caminamos sobre el césped húmedo. Los distintos árboles, flores, plantas, animales... me hipnotizaban. Me sentía como si siempre hubiera vivido aquí, en este inmenso jardín. Era casi imposible imaginar hasta dónde llegaban los límites de la increíble naturaleza.


-Vamos a descansar, no es bueno que andes mucho hasta que te recuperes del todo.- Dijo mientras se sentó en un banco de piedra. 

-Está bien.- Refunfuñé.

-No hace falta que te pongas así, es por tu salud.-Dijo riéndose de mi.


Cuando nos sentamos  y nos acomodamos perdí la noción del tiempo. Permanecimos sentados espalda contra espalda. El cielo apenas tenía nubes y me recordaba a los hermosos ojos de Dalan que no se atrevía a pronunciar palabra al igual que yo. El silencio nos abrumó contemplando el paisaje hasta que mi curiosidad por saber todo, fue más fuerte que el propio miedo de conocer los detalles.


-Dalan, ¿qué pasa? - Él no se movió del sitio, sólo respiró profundamente.- ¿Qué diantres ha ocurrido? ¿Por qué me operaron? ¿Qué me estás ocultando, Dalan? - Me giré para mirarle a la cara y asegurarme de que me contestaría con sinceridad y sin mentiras, mientras él volvía a coger aire lentamente.

-Tuviste un accidente.- Se dignó a decir con pesadez.

-¿Un accidente? Por favor, Dalan, explícamelo todo. No puedo más con tanto misterio y la espera me está matando por dentro.- Dije enfrente suya.

-Estábamos juntos, discutiendo dando gritos por la calle. Te cabreaste y saliste corriendo fuera de si. Intenté impedirlo, pero ya estabas demasiado lejos cruzando la carretera sin mirar. Cuando me acerqué vi cómo un coche chocó contigo, dejándote inconsciente, y tu sangre derramada por el suelo con restos de cristales... -Tomó otro  largo respiro y siguió con el mismo rostro serio y apenado. - Fue duro verte ahí, herida y vulnerable, incluso pensé que habías muerto y todo a mi alrededor empezó a derrumbarse. Nunca podré olvidar aquella imagen de mi mente...

-Oh... No sé que decir... Lo siento. 

-No hace falta que digas nada. No es necesario que el pasado nos atormente. Hay que seguir adelante, eso es lo que cuenta. - Dijo con un tono de voz más animado. 

-Pero... ¿cómo me he recuperado tan deprisa? Estaba medio muerta, ¿no? -Dije confusa y  con miedo por verme reflejada tirada en el suelo ensangrentada.

-Los especialistas se encargaron de todo. Y aunque no lo parezca, has permanecido tres meses en coma tras una dura operación que logró salvarte la vida. Además, las heridas exteriores no eran nada comparado con las interiores. Tu columna vertebral sufrió muchos daños y con el tiempo, la esperanza y la ciencia, ahora puedes andar en vez de permanecer en una silla de ruedas o inválida en una cama. Sin duda ha sido un milagro.


Concluyó levantándose del banco dispuesto a dar otro paseo. La tensión que su cuerpo había sufrido mientras hablaba, desapareció dejando paso a una perfecta sonrisa y unos ojos llenos de alegría y entusiasmo.


-¿A dónde vas? -Dije con pánico en la garganta, al ver que se alejaba de mi lado.

-Ven, quiero enseñarte algo especial. Mira allí. ¿Te has fijado en ese árbol?- Inquirió señalando a mi izquierda, justo donde la naturaleza se hacía más espesa.- Es un roble bastante antiguo, según las leyendas lleva aquí más de mil años. 

-Es hermoso. Sólo con mirarlo ya estoy más segura y tranquila.- Dije asombrada de su belleza, pese a sus años.

-Dicen que dentro hay magia, algo que la ciencia todavía no es capaz de explicar. Cada día que podía, venía aquí para contemplarlo y pedir fuerzas para que te recuperaras. Es increíble la energía que transmite. No sé si las leyendas son ciertas, pero una parte de mi, me dice que es cierto. -Dijo acercándose y aferrando con fuerza mi mano.

-Seguro que es verdad, por algo lo dicen, ¿no?. -Dije sonriendo como él.



Lo cierto es que había algo que transmitía, algo extraño, algo imposible de descifrar y aunque parecía mentira, resultaba agradable tener esa sensación... Como si el peligro estuviera en todos los lugares menos allí, como si lo único que percibieras fuera la confianza, el respeto y el valor... Todo menos el miedo.



Por fin continuamos nuestra visita andando y aunque yo estaba agotada, intentaba disimularlo para que Dalan no se diera cuenta. Sopesé todo lo que me dijo en busca de algo que fallara, pero sólo obtuve la verdad y la seguridad que él me transmitió. Por fin podía dejar de martillearme tanto la cabeza y confiar absolutamente en todas sus palabras, sin embargo no pude dejar de preguntarme cuál fue la razón de nuestra discusión...







No sé cómo, pero cada vez que dejaba de leer tenía un presentimiento de que algo iba mal... Inmediatamente guardé el libro que tanto me perturbaba, justo antes de que Izan se asomara por la puerta.


-¿Estás bien? ¿Te ocurre algo? Te he llamado varias veces y no me contestabas, estaba preocupado.-Entró y me examinó con sus ojos en busca de mi mirada.


-¡Ahh! Sí... Tranquilo... Estoy perfectamente.-Dije con un calor repentino en las mejillas.- Sólo quería comprobar que todas mis cosas estaban en... en su sitio... -Dije cuando conseguí dejar los nervios a un lado y la inseguridad al otro para poder mirarle directamente a la cara.


-En ese caso me alegro.- Dijo mientras me sostenía la puerta para salir.- Pero hay muchas cosas que quiero enseñarte y a este paso no sé yo si nos dará tiempo... Siempre y cuando tu quieras, claro...


No sabía que decir, sólo actué por instinto. En este momento no podía confiar en nadie y menos en alguien que posiblemente hubiera rebuscado entre mis cosas...


-No lo dudes. Me encantaría conocer esta hermosa ciudad.-Dije sin más dilación.




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Holaa!! :) 

Bueno lo primero que os digo es: 
¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! ¡¡¡¡¡LO SIENTO!!!! 

por no haber publicado en... ¿cuánto tiempo? ¿Un año? :S 

De verdad que no he podido por muchos motivos, no voy a poner la misma excusa de que no he tenido tiempo, etc... Más bien ha sido por falta de ganas, de inspiración, de dejar de escribir y ya está... Pero poco a poco me he animado y sabía que la historia no podía quedarse así... Intentaré ponerme manos a la obra y espero que os guste este capítulo, pero sobre todo doy las gracias a la gente que me comenta, parece mentira pero dais muchos ánimos para seguir.... En serio ¡GRACIAS!

Un beso

~~AndRea~~


PD: Os dejo la imagen del vestido de Nadya, por si no os hacéis a la idea de cómo es. (A mi me encanta!!)