miércoles, 3 de noviembre de 2010

Capítulo 8: Confusión y Promesa

Aproveché los últimos momentos para intentar formular mis preguntas, mientras se producía una leve pausa, cada uno pensando en nuestras reacciones...


-Gracias Mireya, no creo que necesite volver, el tiempo decidirá eso. Una última cosa que voy a decir, ¿Porqué me tratas así? ¿Qué hacía yo tumbada en esa habitación? ¿Qué queréis de mí? ¿Qué me ocultáis? ¿Por qué tanto secreto y tanta confusión?- Dije con rapidez.

Las palabras salieron desenfrenadas de mi boca, pero mi corazón y mi mente seguían con más preguntas por decir. Necesitaba llenar mi mente de nueva información, estaba ansiosa por saberla cuanto antes y la rabia salía de mi interior sin ninguna barrera que la contuviera.

-Tranqulizate Sophie.-Dijo con tono sereno.

-¿Cómo quieres que me tranquilize si no me decís por qué estoy aquí?- Solté tan rápido como mi furia me permitía.

-Nosotros no sabemos nada de ti, te encontramos en el bosque una noche fría y oscura. Estabas muy pálida, parecías débil y decidimos llevarte a nuestra casa. Pensábamos que no te despertarías tan pronto.-Dijo Mireya excusándose.

-Además queremos que sepas que solo intentábamos ayudar nada más. - Dijo por primera vez Damien.


No lo entiendo, no lo entendía y lo más seguro es que no lo podría entender... era lo único que pensaba. ¿Y ese extraño mensaje? Si parecía que era mi habitación, me resultaba familiar... No sabía que creer. Tal vez Mireya y Damien no mintieran. Tal vez el mensaje es mentira. Tal vez toda mi existencia es inútil. Tal vez yo soy una pieza que no cuadra en esta vida, que soy parte de un aparato fabricado por el hombre, que no soy humana...

Toda esta confusión me pilló desprevenida hasta el punto en el que me desvié de la conversación, era el momento de poner el fin a las mentiras.


-No quiero discutir más, no hace falta más palabras falsas. Mi decisión está tomada, me largo de aquí, este no es mi lugar. Al menos tengo el valor de decir la verdad y dar la cara como una persona educada. ¿Queréis algo más o ya me puedo marchar?- Estaba tan cabreada conmigo misma y con todos, que mis palabras fueron bordes.

-Eres libre de hacer lo que quieras, sólo queríamos que te quedaras con nosotros y Melanie. Formar una familia contigo, darte un hogar y cuidarte. No pensábamos que tu fueras así. Pero ya sabes que aquí nos tendrás para lo que necesites. Te hecharemos de menos. ¿Estás segura de irte?-Dijo Mireya con palabras llenas de falsos sentimientos.

-Sí, pero antes quiero despedirme de Melanie. ¿Puedo subir a verla?- Dije harta de pedir permisos.

-Está bien, luego bajar las dos aquí.- Contestó Mireya dando órdenes.


El dolor de mi brazo no me molestaba, era una parte de mi dolor físico, curable con cualquier medicamento. Lo que más me dolía era mi cabeza llena de falsas ideas e ilusiones. Tenía que despedirme de la única persona que hasta el momento me había demostrado la verdad. Algún día volvería para rescatarla de su prisión. No la dejaría sola. Lo prometo.

Antes de subir las escaleras Damien me dio unas vendas y un pañuelo. Inmediatamente sabía que eran para el brazo, no hacía falta más palabras. Lo cogí y subí las escaleras tan rápido como pude. La puerta de Melanie estaba cerrada.

Antes de ir con ella fui al baño, me puse las vendas alrededor de mi brazo como pude y con el pañuelo hice un nudo con mi mano derecha y los dientes. Era un apaño suficiente para salir de allí. Después encontré un maletín de emergencias con medicinas y demás. Me pareció útil cogerle y llenarle de varios chismes higiénicos. No me gustaría que la gente se fijase en mí.

Recogí todo lo esencial para vivir bien durante una semana. Cuando salí con el maletín, fui a mi "habitación" y encontré una mochila en la que metí el maletín.
Miré en el armario varios conjuntos de ropa y zapatos. En la mesa había cuadernos y los cogí con algunos bolis. De repente, con tanta rapidez y nerviosismo mis ojos leyeron un titulo de un libro llamado:

"Mi vida sin respuestas"

Sentía una fuerza atrayente y atractiva hacia ese libro, por lo que no dudé en cogerlo y meterlo en la mochila con las demás cosas. Observé por última vez esta habitación llena de recuerdos agobiantes, inseguridades, preguntas sin respuestas, soledad...

Y salí de ella cerrando la puerta para no volverla a ver nunca más. Pero por mucho que intentara borrar esos recuerdos tan frustantes, no los olvidaría, eran parte de mi vida... así que los aparté de mi memoria para ocuparla con otros asuntos.

Cuando ya estaba enfrente de la puerta de la habitación de Melanie, no sabía si llamar o abrir de repente, entonces actué como mi cuerpo me decía.


-Toc, Toc...-Dije a la vez que golpeaba la puerta.

-....- Nadie contestaba, solo el silencio absoluto entre las dos.

-¿Melanie?- Me atreví a decir- Soy yo, Sophie, vengo a hablar contigo.-Dije al fin, suspirando con la poca paciencia que me quedaba.

-Pasa Sophie- Y en ese momento abrí la puerta.

Melanie estaba abrazando sus rodillas con sus brazos con la poca fuerza que tenía. Me miró una sola vez con esos ojos verdes esmeraldas y desvió la mirada a mi brazo bueno que cargaba con la mochila. Estudió mi brazo con los vendajes y el pañuelo, y por último escondió su cabeza en ese abrazo intentando consolarse a sí misma.

A continuación Melanie empezó a llorar silenciosamente. Yo no podía quedarme parada e instintivamente solté la mochila y fui corriendo a abrazarla. Mis lágrimas me pedían a gritos salir de mis ojos, pero mi rabia por esta soledad de cariño no lo permitó.

Estaba cabreada con los padres de Melanie, sobre todo con Mireya, ni si quiera eran capaces de dar un abrazo de ternura a su propia hija. Era lo peor de todo lo que habían hecho.

Tras varios minutos de lloros silenciosos y fuertes abrazos, me separé de ella, la levanté la cara con el dedo de mi mano y frabrique la mejor sonrisa que pude con todas mis fuerzas para ocultar mi tristeza. Melanie, con los ojos llenos de lágrimas malgastadas, sonrió. Eso me motivó todavía más para seguir sonriendo. Nos entendíamos.


-¿Ya estás mejor? Tengo que pedirte un favor.-

-¿Sí? ¿Cuál? Haré lo que sea.-Dijo entusiasmada.

-Prométeme que me esperarás aquí, con tu familia, sé que no te gusta pero volveré a buscarte para estar juntas. Además este será nuestro secreto, ¿vale?- Dije con la serenidad que estaba reservando.

-¡Es demasiado para mí! Ya has visto cómo son mis padres... ¿Por qué no me voy ahora contigo? ¡No quiero estar aquí!- Dijo enfureciéndose.

-Lo sé, pero hay que tener paciencia. Es una promesa así que no la romperé y guardaré conmigo. Por eso te hecharé de menos, me has ayudado demasiado. Volveré, te lo prometo.-Las palabras que salieron de mi boca estaban cargadas de tanto sentimiento que se me escapó una lágrima.- Vamos abajo. Nos están esperando.

-Yo también lo prometo. Te doy mi palabra. -Dijo cruzando los dedos en señal de pacto.-¿Qué es lo que quieren?-Me preguntó curiosa.

-La verdad... no tengo ni idea.-Dije bromeando.


Y las dos nos reímos como verdaderas amigas guardando un importante secreto...


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Por fin lo terminé!
Cada vez hay más intrigas, vuelvo con muchas ideas y poco tiempo para desarrollarlas! :(
Pero tarde o temprano aquí tenéis el capítulo esperado!
Tube un bajón en el anterior capítulo pero creo que este lo compensa...
Espero que disfruteis y os guste la historia!
Comentar que os parecio... :P
Muchoos besiiitos
~~AndRea~~